jueves, 29 de diciembre de 2011

RELIGIONES MONOTEÍSTAS: EL ISLAM

(Islam significa "sumisión")

Video: El islam (libros vivos)

El Dios de los musulmanes es un Dios único, Absoluto, Trascendente, a quien todo creyente musulmán tiene que obedecer. Alá (como es llamado por ellos) no se comunica directamente con las personas sino a través de los profetas y muy especialmente, a través de la revelación transmitida por Mahoma. Para los musulmanes, la felicidad consiste en fiarse totalmente de Dios, en no anteponer nada a su voluntad y en cumplir sus preceptos.


Dónde surgió


Surge en La Meca (Arabia) donde Mahoma tuvo una revelación divina en el siglo VII d.C. La huida de Mahoma desde La Meca a Medina (año 622) (la Hégira) a causa de su predicación marca el inicio de la era musulmana.

Fundador

Mahoma nació hacia el año 570 d.C. Huérfano de padre y madre, fue pastor de ovejas y, más tarde, guía de caravanas que iban y venían a La Meca por el desierto. En sus viajes pudo conocer las religiones judía y cristiana.
Cuando tenía unos cuarenta años (610) se retiró a meditar a una cueva del monte Hira. Allí se le apareció el ángel Gabriel que le reveló el mensaje divino y decidió ir a predicar. Sus palabras empezaron a ser importantes para algunos pero, otros, no le creían. Huyó a Medina y formó la primera comunidad, la Umma.


Libros sagrados

El Corán, escrito en árabe, que tiene 114 capítulos o suras y 6226 versículos o aleyas.

Lugares de culto

La mezquita es el lugar donde se reúnen los musulmanes para orar y estudiar el Corán, especialmente los viernes. Hay dos partes principales que encontramos en todas las mezquitas: una zona de oración (sin imágenes, con un nicho o mihrab orientado a La Meca y sin asientos porque se reza en las posiciones de pie, de rodillas o postrado) y un patio con una fuente para hacer las abluciones antes de la oración.

Creencias y oraciones

Los musulmanes creen en un Dios único: Alá; creen en la resurrección y el juicio final, con un paraíso y un infierno en función del comportamiento que se haya tenido en vida.
La oración (recitación de versículos del Corán aprendidos de memoria, en dirección a La Meca) es uno de los pilares del islam y puede hacerse individualmente cinco veces al día o comunitaria en la mezquita el viernes.

Ritos y fiestas

La circuncisión es un rito que deben cumplir los varones. Los musulmanes se reúnen para celebrar y compartir los acontecimientos más importantes de la vida de Mahoma y de su propia vida y también para orar a Alá. Entre las fiestas más importantes destacan: Id al-Mawlid (fiesta del nacimiento de Mahoma); Id al-Adha (fiesta del Sacrificio); Id al-Firt (fin del ayuno del Ramadán).

Símbolos


La media luna representa el calendario musulmán, basado en el ciclo de la luna.

Los cinco pilares del islam:
Todo musulmán debe cumplir estas cinco obligaciones:
1.La profesión de fe o shahada:"No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta".
2.La oración o salat: cinco veces al día. Antes de la oración hay que lavarse pies, manos y cara.
3.La limosna o zakat: todo musulmán debe dar, de sus rentas anuales, una limosna a los pobres o necesitados
4.El ayuno o sawm en Ramadán: en el noveno mes de su calendario lunar, los musulmanes mayores de 14 años han de ayunar entre la salida y la puesta del sol como modo de purificación y profundización en su vida espiritual.
5.La peregrinación a La Meca o hayy. Todo musulmán debe ir, al menos una vez en su vida, a la Kaaba, el lugar sagrado más importante,ubicado en La Meca

El islam: Lámina

Vivir el Ramadán

Prendas tradicionales de la mujer musulmana

Calendario islámico



LA MECA


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 PARA SABER MÁS:

LA MUJER EN LAS DIFERENTES CULTURAS


  • EN EL HINDUISMO

“El esposo puede abandonar a su mujer: si es defectuosa y le ha sido entregada sin advertencia, si ha dado a luz sólo a hijas, si se halla atacada de enfermedad incurable, si tiene mal carácter... Podrá reemplazarla por otra” (libro de Manu)


En esta religión politeísta y patriarcal, la mujer pertenece a un sexo inferior. Teniendo en cuenta las referencias que de ella en algunos libros sagrados, la mujer apenas goza de libertad. Fuera del hogar, tiene escasos privilegios; por ejemplo, no puede disponer de bienes.

En cuanto a derechos, el Libro Sagrado del hinduismo menciona más bien pocos: quedan eximidas del pago de pasajes si están embarazadas, hay que cederles el paso y, en general, cuidarlas, por no decir vigilarlas. El texto establece una concepción muy negativa de la mujer: impura, infiel, insaciable, tentadora, deshonesta y perversa.

  • EN EL BUDISMO

Siguiendo la línea discriminatoria, el budismo tiene desde sus orígenes una idea de  la mujer como un ser pícaro, lleno de malicia, en el que es difícil encontrar la verdad. Buda recomendaba a sus monjes que nunca se dirigiesen o mirasen a la mujer, a no ser por verdadera necesidad. Inicialmente, las reglas establecidas eran exclusivas para los hombres.

Más tarde, Buda cambia su mensaje y otorga a la mujer una mayor libertad e incluso, dándole –al igual que al hombre- la posibilidad de alcanzar el ansiado Nirvana. Sin embargo, a pesar de la equidad aparente, se detectan discriminaciones. Por ejemplo: el voto de las monjas budistas tiene menos valor que el de los monjes.

  • EN EL JUDAÍSMO

En la vertiente ortodoxa, el hombre puede vender a su hija; la mujer, no. El hombre puede desposar a su hija; la mujer, no.

La Torá relata que Dios, después de crear al hombre, lo durmió y extrajo de él a quien sería su esposa pues había visto que necesitaba compañía. Con esta premisa, podemos imaginar que el papel de la mujer en el judaísmo más ortodoxo es de absoluta sumisión al varón. La mujer asume que la función más importante de su vida es la de crear un hogar feliz y agradable.

Está orgullosa de ser una ayuda para su marido y su meta es mantenerse fiel a él. Para los judíos ortodoxos y  su código moral milenario, la mujer queda sometida al hombre hasta que éste lo desee, pues sólo él puede pedir el divorcio. Frente a la visión ultraconservadora, existe la libertad, que plantea un marco de igualdad frente a temas como el trabajo, la educación, el divorcio o la reproducción.


  • EN EL CRISTIANISMO

En la perspectiva de la antropología cristiana, toda persona humana tiene su dignidad; y la mujer, como persona, no tiene una dignidad menor que la del hombre. Ahora bien, con demasiada frecuencia la mujer es considerada como objeto a causa del egoísmo masculino, que se ha manifestado de muchas formas en el pasado y se sigue manifestando también en nuestros días.

La Doctrina de la Iglesia enseña que es preciso sacar con coherencia todas las consecuencias que derivan del principio de la igualdad de la mujer con respecto al hombre, en la dignidad personal y en los derechos fundamentales. La Biblia nos deja vislumbrar esa igualdad. 


A este respecto, puede ser interesante notar que en la redacción más antigua de la creación de Adán y Eva (cf. Gn 2, 4-25) la mujer es creada por Dios de la costilla del hombre y está puesta al lado del hombre como otro yo con quien él, de manera diferente a la de cualquier otra realidad creada pueda dialogar de igual a igual. En esta perspectiva se coloca el otro relato de la creación (cf. Gn 1, 26-28) en el que se afirma inmediatamente que el hombre creado a imagen de Dios es varón y mujer. Así se manifiesta la diferencia de sexos pero, sobre todo, su necesaria complementariedad. Se podría decir que el autor sagrado, en definitiva, le interesaba afirmar que la mujer, al igual que el hombre, lleva en sí la semejanza con Dios y que fue creada a imagen de Dios en lo que es específico de su persona de mujer y no sólo en lo que tiene de común con el hombre. Se trata de una igualdad en la diversidad (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 369). Así pues, para la mujer la perfección no consiste en ser como el hombre, en masculinizarse hasta perder sus cualidades específicas de mujer; su perfección, que es también un secreto de afirmación y de relativa autonomía, consiste en ser mujer, igual al hombre pero diferente. En la sociedad civil, y también en la Iglesia, se deben reconocer la igualdad y la diversidad de las mujeres.


  • EN EL ISLAM

La lapidación o la flagelación siguen presentes en países musulmanes como Iraq, Irán, Arabia Saudí, Sudán, Nigeria, Pakistán, Somalia o Yemen.

Según el Corán, Alá concede al hombre y a la mujer los mismos derechos, virtudes y obligaciones. Sin embargo, en la mayoría de los países musulmanes, la mujer padece una fuerte discriminación. Sin libertad de expresión y apenas de pensamiento, vive sometida al control masculino y absolutamente infravalorada.

Tiene obligaciones como la de ocultarse bajo el burka o prohibiciones como la de reunirse en grupos públicamente. No puede orar o mantener relaciones sexuales durante la menstruación, debe asumir la poligamia de su esposo y no puede casarse con personas de otra religión. La ablación aún se practica en algunos países. Pese a todo, nuevas generaciones de musulmanas han comenzado a hacerse oír.

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